Establecer el tema de la presentación, el concepto clave sobre el que va a girar todo el discurso, y comunicarlo al principio o varias veces durante el mismo.
Demostrar entusiasmo. Tienes que disfrutar haciendo la presentación. Si no, se nota.
Proporcionar un esquema mental. Si se dice “Hoy quiero hablaros de tres cosas” y las enumeramos, la gente tendrá una “agenda” de lo que se va a presentar.
Hacer que las cifras formen parte de la presentación, meterlos en el contexto. 
Hacer que un momento de la presentación sea inolvidable. La gente debe recordar al menos algo de la presentación por méritos propios.
Que tus trasparencias sean visuales. Y con poco texto. Ensaya más y escribe menos. Apréndete las cosas de memoria. Eres el club de la comedia.
Incluye gráficos, temas, fotos y películas. No conviertas tu presentación en un circo, ni tampoco en un entierro.
Los fallos. Tienes que estar preparado por si algo va mal y, en ese caso, salir airoso sin darle importancia. Piensa en un plan B.
Responde las preguntas de la audiencia sin que ellos las hagan, anticípate a sus posibles preguntas.
Ensayar y ensayar. Parece que Jobs lo hace fácil, pero todo es fruto de mucho ensayo. Bueno, y también carisma personal.
Con todo esto no nos pareceremos a Jobs, pero seguro que la próxima presentación nos sale mejor
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